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domingo, 3 de julio de 2011

La vida es difícil de llevar, pero nunca tires la toalla, que sólo tendrás una oportunidad.

     De nuevo me ha tocado pasar por el "taller de chapa y pintura", para un pequeño arreglillo. Esta vez el motivo ha sido una pérdida de líquidos y alimentos a través del estoma de la gastrostomía, después de un cambio de sonda. Para aquellos que no hayan leido mis entradas anteriores o no se acuerden, me alimento a través de una sonda que está conectada directamente al estómago, con comida triturada, tipo papilla, y líquidos, y que se introduce con ayuda de una jeringa más grande de lo normal.
     A raiz de los análisis hechos en urgencias, me descubrieron una infección, por lo que me hicieron un frotis en el estoma (esto es recoger una muestra de la mucosidad del estoma para su análisis, no es doloroso) para descubrir que tipo de bacteria podía ser y que antibiótico debían usar para acabar con ella. Y, además, también tenía una pequeña deshidratación, supongo que por la pérdida antes descrita.
     Con análiticas en días posteriores, descubrieron también que sufría una neutropenia (bajada de defensas) por lo que un ingreso que se suponía de tres días se alargó a una semana (ingresé un domingo y salí el lunes de la semana posterior).
     Ya estoy en casa de nuevo,siguiento con mi aburrido régimen de vida (pero vida, al fin y al cabo).  
     La verdad es que cuando voy a la Clínica Asisa Jerez, ya me siento como en mi casa, no ya porque me va conociendo todo el mundo, si no por el fabuloso trato que recibo de médicos, enfermera@s, auxiliares, celadores, administrativ@s/recepcionistas, limpiadoras.... Es grato, dentro de lo malo de esta situación, que cuando llegas a un sitio como éste no eres un simple número, un simple cliente, eres José Antonio y la gente no sólo te conoce y te saluda, te preguntan de manera sincera sobre tu estado, saben lo que te pasa, se preocupan por tí.
     Sobre su profesionalidad no hay discusión, al menos por mi parte, en principio porque no estoy cualificado para valorar este aspecto, y segundo porque me parecería una felonía hacerlo. Pero el trato humano que he recibido por parte de estas personas en general y, en particular, de enfemer@s y médicos, a los que en esta ocasión les he dado mucho la tabarra, ha sido impresionante. No me han faltado palabras de aliento, sonrisas, colaboración, buenos modos, atención, dosis de paciencia conmigo.... eso es algo que no se puede pagar ni comprar, eso no tiene precio. Por ello, desde aquí, en mi sillón donde el que escribo, quiero mandar un sincero saludo a todo este personal que con dosis extremas de paciencia y cariño hacen que la vida de muchos enfermos sea más grata dentro de sus dolencias y padeceres. Gracias por todo en mi nombre y en el de todos los enferm@s.

     Durante este ingreso se me vino a la mente cierto comentario de una política española, muy locuaz ella, pero a la que le vendría bien pensar lo que dice antes de hablar.
     Dicha señora se le ocurrió comparar el cáncer con un resfriado, refiriéndose a que en la actualidad dicha enfermedad era "fácilmente" curable. Y he tenido tentaciones, desde dicho comentario, de decirle que el "resfriado" que padezco no me permite comer por vía oral, tengo que hacerlo a través de una sonda por gastrostomía, tampoco me permite respirar por boca y nariz, tengo que hacerlo a través de una traqueostomía que tendré que llevar el resto de la poca vida que me queda, apenas puedo andar, ni mucho menos correr, por la gran pérdida de masa muscular que me ha producido la ingesta de sustancias para luchar contra el mismo (quimioterapia) y la continúa anemia, mi cara, de tantas operaciones, parece un mapa físico de lo deformado que lo tengo, no hablo habida cuenta que sólo cuento con 1,5 cms. de ancho de lengua, no tengo sensaciones en la punta de los dedos de pies y manos, apenas puedo abrir la boca y me falta media mandíbula inferior, mis venas están quemadas de la quimio, mi cuello me lo quemó la radioterapia, desde diciembre del 2010 se supone que estoy condenado, aunque sorteo ese momento a trancas y barrancas, del aspecto psicológico mejor no hablo, sólo decir que la montaña rusa más grande del mundo es baladí comparándola con las subidas y bajadas de mi cabeza..... Y lo peor es ver el sufrimiento de la gente que te quiere, en especial mi esposa y mi hijo de seis años.
     Hay que ser muy ignorante para soltar esas palabras de manera tan inconsciente. Espero, sinceramente, que lo suyo siga por el buen camino, que no se le complique, que sólo sea lo que ha sido, un pequeño tumor que con sólo la extirpación y posterior vigilancia ha acabado con su sufrimiento, porque no me gustaría verla como muchos de mis compañeros y compañeras del hospital de día, donde recibo la quimioterapia. Aunque no queramos admitirlo, damos pena a cualquiera que nos contemple, esos cuerpos delgados y rostros de sufrimiento, caminando con cierta torpeza, cada uno con una historia y una familia detrás, pero para usted personas anónimas.

Bueno, no os doy más dolor de cabeza, un saludos a todos. Sigo en la brecha.